Peajes y demagogia o de cómo quieren hacer pagar nuevamente y para siempre

Peajes y demagogia o de cómo quieren hacer pagar nuevamente y para siempre

Si creemos que los usuarios, ¡por fin!, hemos ganado la batalla de los peajes, permitan que les desengañe un poco. Las concesiones desaparecen y dejamos de pagar unas abusivas y vergonzosas tarifas, pero no cantemos victoria y sobre todo que nadie se crea el mensaje de que al no pagar peajes circulamos gratis.

Tanto las empresas constructoras, como las grandes concesionarias y los bancos afines, han detectado el punto débil de las concesiones, y es que tienen límites temporales y caducan. Por ello ponen en marcha la operación soñada, que consiste en hacernos pagar ¡por siempre jamás! por usar una red viaria que es nuestra.

Es evidente que necesitan cómplices, pero la operación es tan lucrativa que habrá para todos. Grandes sumas en forma de canon para las Administraciones, y grandes sillones en los Consejos para los políticos y Catedráticos que avalen la justicia e idoneidad de las medidas a tomar, que pretenden justificar bajo el mantra de “quien usa paga”.

Ellos parten de la premisa de que los que usamos la red de carreteras no pagamos, y que sin peaje explícito, circulamos gratis. Si nos creemos esta mentira, lo demás es fácil. Basta con hacer frases demagógicas del estilo “¿por qué han de pagar la red viaria con sus impuestos las viejecitas que no tienen coche?”.

Una vez les dejamos establecer estas premisas, todas las demás mentiras son coser y cantar, como por ejemplo “Europa nos exige la viñeta para circular o no habrá fondos de recuperación”.

Los recursos que están empleando para confundirnos son grandes, totalmente en consonancia con los beneficios que pretenden obtener a nuestra costa. Dirán que, por justicia, ha de pagar más quien más kilómetros recorra, y eso obliga a instalar miles de pórticos con cámaras para captar las matrículas, y que eso vale mucho dinero que el Estado no tiene, por lo que le cederá a estas empresas la explotación de la red a cambio de un canon. Con los enormes ingresos esperan beneficiarse por partida doble, pues además de sus beneficios, cuentan que buena parte de los ingresos de las Administraciones servirán para continuar ejecutando obra pública, a menudo faraónica y sin sentido.

 

Ante todo este montaje que nosotros denunciamos queremos manifestar:

  • La red pública de carreteras es nuestra, ¡y bien que la hemos pagado!
  • Los usuarios pagamos una fortuna por circular. ¡Nada de circular gratis! Pagamos impuestos por la compra de vehículos y por su uso. Más del 50% del coste de los carburantes son impuestos y por todo ello no podemos tolerar semejante sarta de mentiras.
  • Incluso en el caso de que el Estado justificara que el actual esfuerzo fiscal de los conductores y usuarios no es suficiente, y que necesita recursos adicionales para la construcción y mantenimiento de la red de carreteras, es innecesario regalársela a las grandes empresas interesadas. Bastaría un ajuste del Impuesto Especial de Hidrocarburos para conseguir incrementar los ingresos sin necesidad de instalar una carísima burocracia, pues el impuesto hace pagar más a quien más consume por circular más kilómetros.
  • Por último, todos hemos de ser conscientes que lo que pasa con las carreteras no pasa con la educación ni con la sanidad. ¿Acaso alguien defiende que, por estar sano, tener mutua, no tener hijos o escolarizarlos en la privada, puedo dejar de pagar impuestos para sufragar educación y sanidad? ¿Verdad que no? ¿Entonces por qué pasa con las carreteras cuando estas son universalmente necesarias? ¿Quién puede decir que no se beneficia de la red de carreteras? “Las viejecitas sin coche” tienen pan, ropa, leche, medicinas y todo lo que necesitan gracias a las carreteras, y todos los habitantes del país tienen garantizado su derecho fundamental a la movilidad gracias a la red pública de carreteras.